EL ESPÍRITU TRANSFORMADOR
Lejos de pretender inaugurar una corriente más en el ámbito de los cambios organizacionales –aunque sí despertar una nueva visión que integra a la empresa, el individuo y la sociedad–, este libro es el resultado de la larga experiencia de los autores en la implementación de procesos de cambio. Claramente convencidos de que es difícil que ciertos patrones “importados” logren efectos duraderos en nuestras empresas, Jair Moggi y Daniel Burkhard proponen nuevos paradigmas basados en nuestra propia realidad. Al recorrer lo que denominan “arquetipos de la humanidad”, desarrollan una conceptualización holística de las organizaciones teniendo como parámetro la imagen del propio hombre, cuya naturaleza integral es descripta por la antroposofía, ciencia humanística elaborada por Rudolf Steiner (1861-1925) y aplicada a varias áreas prácticas del mundo moderno. Los autores comparan la empresa con el ser humano y le confieren un carácter de entidad viva, compuesta de cuatro niveles “ontológicos” correspondientes a los cuatro “cuerpos” que, según la antroposofía, integran al propio hombre. Si esos cuatro niveles se desarrollan correcta y equilibradamente, dan como resultado un todo apto para los objetivos que le competen, según las intenciones iniciales de su creación. Es fundamental para ese proceso que las personas involucradas recorran igualmente un camino evolutivo en todos los planos, y hagan que su propio desarrollo personal se refleje en la empresa.
Para eso, resulta indispensable observar las etapas que caracterizaron la trayectoria de la empresa desde su aparición en el mercado, así como identificar los momentos de transformación y las necesidades de cambio, que siempre exigen, también, cambios personales. En este sentido, tres puntos importantes deben guiar las reformulaciones decisivas de la cúpula: la visión, los valores y la misión, tres elementos profundamente ligados a su identidad de la empresa. De aquí se derivan las acciones que delinean su imagen y determinan su actividad empresarial, social y ambiental, en tanto célula de un organismo mucho más grande: el mundo y –¿por qué no?– el Universo.
Fuente: http://www.buhar.com.ar/
